lunes, 18 de abril de 2016
Después de ver los debates presidenciales en EE.UU., deseo compartir con ustedes algunos conceptos. Antes que nada, le cuento que mientras miraba el primer debate presidencial, me decía: “Cómo me gustaría que estén siguiendo de cerca el debate la mayoría de los presidentes de América Latina. Primero para que sientan vergüenza de sí mismos y segundo, para ver si aprenden algo de cómo se gobierna un país.” En el debate se discutían medidas a seguir para beneficio del país en unos diez o quince años… ¿alguna vez vio usted alguno de nuestros presidentes demostrando un interés genuino semejante? No lo creo. Porque nuestros presidentes no son patriotas ni les interesa su pueblo. De alguna manera me sumo a quienes se inclinan a pensar que sólo están detrás del poder para vengarse de sus enemigos y robarse todo lo que se pueda, para asegurar el futuro
de varias generaciones de sus familias.
El caciquismo y el nepotismo sagrado. Una vez en el poder, dichos gobernantes en vez de enfocar la energía y trabajo en bienestar del país, invierten todos los recursos del gobierno a favor del partido de turno y en contra de quienes estén en desacuerdo con sus acciones. Se trabaja sin descanso en cambiar la constitución vigente a favor de sus prioridades, necias o no. Se castiga a los que ganan dinero honestamente, se enjuicia, amenaza, ejecuta o se trata de opacar a los medios de comunicación que informan al pueblo de la realidad. Se inventan días feriados para que la juventud no estudie lo suficiente y con ello sea tal vez más fácil comprar su voto. Se les paga un sueldo a millones de personas para que no trabajen y acudan a manifestaciones a favor del gobierno,
y cuando uno suma todo esto, se logra sin mayor esfuerzo, seguir viviendo en un país del Tercer mundo. Esa es la diferencia que distingue a países como Estados Unidos de cualquiera de América Latina, (con contadas excepciones).
Ojalá esta realidad nos haga pensar a todos y nos permita conseguir un cambio de rumbo en América Latina. Mientras miraba los debates, no me decidía aún por quién votar. Esperé al tercer debate y recién ahí me decidí. Luego pensaba… acá encontré la diferencia más importante entre un país del Primer mundo y uno del Tercero….En Estados Unidos se vota por el mejor candidato y la realidad es, que gane quien gane, el país estará
bien porque existe un Congreso que equilibra el poder. La diferencia puede ser que un candidato tenga un énfasis más o menos conservador o tenga más o menos experiencia gobernando. Mientras que en nuestros países se vota por el menos malo… y gane quien gane el país estará peor porque gobiernan para unos pocos y con predicción para seis a ocho años. Luego viene otro gobierno que hace todo lo contrario al anterior y el país comienza de nuevo, detiene la historia y el que paga los platos rotos, siempre es el pueblo.
Es decir, nos pasamos la vida comenzando de nuevo, volviendo a arrancar y perdiendo el tiempo… mientras las potencias aprenden de sus errores, sin ser perfectas, siguen su curso de crecimiento, que refleja el sentir y la calidad de vida de la mayoría de sus ciudadanos. Yo estoy convencido que ésta es la razón por la cual estamos
cada vez peor en nuestros países, y es lamentable que la culpa principal no sea sólo del gobierno de turno, sino de quienes lo mantienen en el poder. Si usted es uno de los que apoya a su gobierno a cambio de un trabajo o un dinero extra, piense que tal como sucedió en Cuba, los tiempos y los dirigentes cambian. Al mismo tiempo cambian las personas que reciben los beneficios. Lo invito a que viaje a Cuba y si encuentra sólo a una persona mayor de 50 años que en su momento apoyó la Revolución a cambio de un puesto de trabajo, y hoy está conforme con su decisión, me lo cuente. Estimado lector, no existe ser humano en su sano juicio que pueda
vivir conforme en un país sin libertad, ni respeto, ni seguridad jurídica en donde el gobierno hasta decide con quien se acuesta su hija, o su esposa, como sucede en Cuba hace décadas.
Eso es insultante, retrógrado y sin futuro. Disculpen el tono apasionado de esta descripción, pero a la distancia, a la gente de bien también nos duele ver a compatriotas o hispanos apoyando aún hoy a dictaduras como la de Cuba, Venezuela o alguna otra. Aceptemos que su gobierno es el reflejo de la responsabilidad civil de sus ciudadanos. Si lee mis columnas hace años, sabe bien que lo que menos deseo es ofender a nadie, solamente trato de darle un remezón y ofrecer una opinión que pueda tal vez abrir los ojos y las mentes para conseguir cambios positivos que realmente beneficien a nuestros pueblos. Para finalizar le confieso que no me quita el sueño pensar que seguiremos teniendo países del tercer mundo en la región, lo que si me quita el sueño es que copiemos modelos como el cubano y venezolano, porque los resultados serán los mismos. Sé que a mucha gente no le gustara mi columna, pero es una realidad que ya no se puede tapar con la mano
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